Instantes
La primera versión que se conoce del texto fue publicada antes de 1935, o quizás a comienzos de ese año, en la revista estadounidense
College Humor, firmada por el humorista y caricaturista Don Herold, bajo el título “
I’d Pick More Daisies“, dado que es citado ampliamente en el
The Journal of Health and Physical Education el 27 de mayo de 1935.
5 . Herold publicó otra versión, revisada, en la edición de octubre de 1953 del
Reader’s Digest.
Don Herold
Of course, you can’t unfry an egg, but there is no law against thinking about it.
If I had my life to live over, I would try to make more mistakes. I would relax. I would be sillier than I have been this trip. I know of very few things that I would take seriously. I would be less hygienic. I would go more places. I would climb more mountains and swim more rivers. I would eat more ice cream and less bran.
I would have more actual troubles and fewer imaginary troubles. You see, I have been one of those fellows who live prudently and sanely, hour after hour, day after day. Oh, I have had my moments. But if I had it to do over again, I would have more of them – a lot more. I never go anywhere without a thermometer, a gargle, a raincoat and a parachute. If I had it to do over, I would travel lighter.
It may be too late to unteach an old dog old tricks, but perhaps a word from the unwise may be of benefit to a coming generation. It may help them to fall into some of the pitfalls I have avoided.
If I had my life to live over, I would pay less attention to people who teach tension. In a world of specialization, we naturally have a superabundance of individuals who cry at us to be serious about their individual specialty. They tell us we must learn Latin or History; otherwise we will be disgraced and ruined and flunked and failed. After a dozen or so of these protagonists have worked on a young mind, they are apt to leave it in hard knots for life. I wish they had sold me Latin and History as a lark.
I would seek out more teachers who inspire relaxation and fun. I had a few of them, fortunately, and I figure it was they who kept me from going entirely to the dogs. From them I learned how to gather what few scraggly daisies I have gathered along life’s cindery pathway.
If I had my life to live over, I would start barefooted a little earlier in the spring and stay that way a little later in the fall. I would play hooky more. I would shoot more paper wads at my teachers. I would have more dogs. I would keep later hours. I’d have more sweethearts. I would fish more. I would go to more circuses. I would go to more dances. I would ride on more merry-go-rounds. I would be carefree as long as I could, or at least until I got some care- instead of having my cares in advance.
More errors are made solemnly than in fun. The rubs of family life come in moments of intense seriousness rather that in moments of light-heartedness. If nations – to magnify my point – declared international carnivals instead of international war, how much better that would be!
G.K. Chesterton once said, “A characteristic of the great saints is their power of levity. Angels can fly because they can take
themselves lightly. One ‘settles down’ into a sort of selfish seriousness; but one has to rise to a gay self-forgetfulness. A man falls into a ‘brown study’; he reaches up at a blue sky.”
In a world in which practically everybody else seems to be consecrated to the gravity of the situation, I would rise to glorify the levity of the situation. For I agree with Will Durant that “gaiety is wiser than wisdom.”
I doubt, however, that I’ll do much damage with my creed. The opposition is too strong. There are too many serious people trying to get everybody else to be too darned serious.
Don Herold
(edición de octubre de 1953 del Reader’s Digest.)
Por supuesto, no se puede des-freír un huevo, pero no existe ninguna ley que prohíba pensar en ello.
Si tuviera que volver a vivir mi vida, intentaría cometer más errores. Me relajaría. Sería más tonto de lo que he sido en este viaje. Sé de muy pocas cosas que me tomaría en serio. Sería menos higiénico. Iría a más lugares. Escalaría más montañas y nadaría más ríos. Contemplaría más atardeceres. Comería más helado y menos salvado.
Tendría más problemas reales y menos problemas imaginarios. Verás, he sido uno de esos tipos que viven con prudencia y cordura, hora tras hora, día tras día. He tenido mis momentos, pero si tuviera que hacerlo de nuevo, tendría más, muchos más. Nunca voy a ninguna parte sin un termómetro, un colutorio, un impermeable o un paracaídas. Si tuviera que hacerlo de nuevo, viajaría más ligero.
Puede que sea demasiado tarde para dejar de enseñar viejos trucos a un perro viejo, pero tal vez una palabra de un insensato pueda beneficiar a la próxima generación. Puede que les ayude a caer en algunos de los escollos que he evitado.
Si tuviera que volver a vivir mi vida, prestaría menos atención a las personas que intentan presionarte. En un mundo de especialización, naturalmente tenemos una superabundancia de personas que nos piden a gritos que tomemos en serio su especialidad individual. Nos dicen que debemos aprender latín o historia; de lo contrario, seremos deshonrados, arruinados, reprobados y fracasados. Después de que una docena de estos protagonistas hayan trabajado sobre una mente joven, es probable que la dejen traumatizada de por vida. Ojalá me hubieran vendido Latín e Historia como una broma.
Buscaría más profesores que inspiren relajación y diversión. Tuve algunos de ellos, afortunadamente, y me imagino que fueron ellos los que evitaron que me fuera del todo a la mierda. De ellos aprendí a recoger las pocas margaritas desaliñadas que he recogido a lo largo del sendero de cenizas de la vida.
Si tuviera que volver a vivir mi vida, empezaría descalzo un poco antes en la primavera y permanecería así un poco más tarde en el otoño. Yo jugaría más. Dispararía más bolitas de papel a mis profesores. Tendría más perros. Me acostaría más tarde. Tendría más amores. ligaría más. Iría a más circos. Iría a más bailes. Me montaría en más tiovivos. Estaría despreocupado todo el tiempo que pudiera, o al menos hasta que tuviera algún problema serio, en lugar de tener tantas preocupaciones por adelantado.
Se cometen más errores cuando actuamos solemnemente que cuando actuamos en broma. Los roces de la vida familiar vienen en momentos de intensa seriedad, más que en momentos de alegría. Si las naciones, para magnificar mi punto, declararan carnavales internacionales en lugar de guerras internacionales, ¡cuánto mejor sería eso! Podríamos volar si pudiéramos tomarnos más a la ligera.
En un mundo en el que prácticamente todo el mundo parece estar consagrado a la gravedad de la situación, me levantaría para glorificar la levedad de la situación. Porque estoy de acuerdo con Will Durant en que “la alegría es más sabia que la sabiduría”.
Dudo, sin embargo, que haga mucho daño con mi credo. La oposición es demasiado fuerte. Hay demasiadas personas serias tratando de que todos los demás sean demasiado serios.
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Una versión apócrifa, en prosa y en inglés, apareció en 1975 en el
Newsletter de la Asociación para la
Psicología Humanista, San Francisco, California,
6 y se reproduce en la revista
Family Circle en 1978, firmada por una tal Nadine Stair, una anciana de 85 años de
Louisville,
Kentucky,
EE. UU..,
7 y que más adelante recordaría el escritor
Leo Buscaglia en su libro
Vivir, amar y aprender, sugiriendo la frase final del texto: “Pero ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo…”, que no figura en ninguna de las versiones en inglés.
If I Had My Life Over – I’d Pick More Daisies – Nadine Stair
If I had my life to live over, I’d dare to make more mistakes next time. I’d relax, I would limber up. I would be sillier than I have been this trip. I would take fewer things seriously. I would take more chances. I would climb more mountains and swim more rivers. I would eat more ice cream and less beans. I would perhaps have more actual troubles, but I’d have fewer imaginary ones.
You see, I’m one of those people who lived sensibly and sanely, hour after hour, day after day. Oh, I’ve had my moments, and if I had to do it over again, I’d have more of them. In fact, I’d try to have nothing else. Just moments, one after another, instead of living so many years ahead of each day. I’ve been one of those persons who never goes anywhere without a thermometer, a hot water bottle, a raincoat and a parachute. If I had to do it again, I would travel lighter than I have.
If I had my life to live over, I would start barefoot earlier in the spring and stay that way later in the fall. I would go to more dances. I would ride more merry-go-rounds. I would pick more daisies.
Nadine Stair
Si tuviera que volver a vivir mi vida, me atrevería a cometer más errores la próxima vez. Me relajaría, me calentaría. Sería más tonto de lo que he sido este viaje. Me tomaría menos cosas en serio. Me arriesgaría más. Escalaría más montañas y nadaría más ríos. Comería más helado y menos frijoles. Quizá tendría más problemas reales, pero menos imaginarios.
Verás, soy una de esas personas que vivían con sensatez y cordura, hora tras hora, día tras día. Oh, he tenido mis momentos, y si tuviera que hacerlo de nuevo, tendría más de ellos. De hecho, intentaría no tener nada más. Solo momentos, uno tras otro, en lugar de vivir tantos años por delante de cada día. He sido una de esas personas que nunca va a ningún lado sin un termómetro, una bolsa de agua caliente, un impermeable y un paracaídas. Si tuviera que hacerlo de nuevo, viajaría más ligero de lo que lo he hecho.
Si tuviera que volver a vivir mi vida, empezaría descalzo más temprano en la primavera y permanecería así más tarde en el otoño. Iría a más bailes. Montaría más tiovivos. Yo recogería más margaritas.